La noción de que la mente y el cuerpo son entidades distintas es antigua y atractiva. Para comenzar, aparenta ser verdadera. Aparte de ello, una mente separada del cuerpo podría, en teoría, sobrevivir a la muerte biológica. Según una investigación de Datafolha, más del 60% de los brasileños cree en la vida después de la muerte. El dualismo también permite creencias sobrenaturales como fantasmas, proyección astral o la reencarnación.
Y no solo la creencia en entidades no físicas depende de ese concepto. La veracidad o no del dualismo puede determinar o condenar diferentes emprendimientos científicos como permitir la transferencia de la mente a un ordenador, o destruir las esperanzas de una eventual inteligencia artificial autoconsciente.
El problema mente-cerebro
El principal debate sobre la mente versa sobre su naturaleza. ¿Es la mente “algo” o aquello que algo (el cerebro) hace? ¿Cuáles son sus propiedades? En filosofía, “consciencia” y “mente” suelen ser sinónimos y este es el abordaje usado en este texto. Pero en la lengua portuguesa (y castellana) la palabra “consciencia” se puede referir también al estado de vigilia, estar consciente de algo, o autoconsciencia.
Aquí, el término “Consciencia”, con mayúscula, será utilizado como sinónimo de “mente”, donde la autoconsciencia y el estado de vigilia son apenas parte de un concepto más amplio –de dolores y percepciones, como la visión y la audición, hasta creencias, deseos y el lenguaje. La Filosofía de la Mente también atribuye a la consciencia la noción de identidad (la percepción del “Yo”), las cualidades (las experiencias subjetivas y privadas) y la intencionalidad (la capacidad de tratar sobre algo, representar o estar dirigida a algo).
La principal pregunta de este debate versa sobre de la relación entre la mente y el sistema nervioso. El problema mente-cerebro (o mente-cuerpo) existe porque esas dos entidades aparentan ser cosas completamente distintas. Mientras el sistema nervioso tiene propiedades físicas (masa, volumen) y está sujeto a las leyes de la física (gravedad, entropía), la mente no. Imaginar eventos futuros no pesa. Una creencia no oxida. El problema mente-cerebro está ligado al llamado “problema difícil de la Consciencia”, que separa aspectos mentales considerados más “fáciles” de explicar (atención, percepción de objetos) que aquellos que todavía son un misterio para la ciencia (percepción del “Yo”, subjetividad).
El reduccionismo y el funcionalismo son considerados enfoques fisicalistas, porque asumen que todo lo relacionado a la realidad forma parte de un mundo que está afectado por las leyes de la física y puede ser explicado por ellas –una visión alineada con el proceso científico. En el fisicalismo, la Consciencia estará inevitablemente sujeta a esas mismas leyes, de una forma u otra, lo cual coloca la postura fisicalista en directa oposición al dualismo.
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